Sábado, 4 de octubre de 2014
Análisis
narratológico del cuento “Continuidad de los parques” de Julio Cortázar
El cuento “Continuidad de los parques” del gran escritor,
Julio Cortázar forma parte de la segunda edición de la obra Final
del juego (1964) En este ensayo será motivo de análisis el nivel
fáctico o de la fábula y el nivel técnico o del discurso. Del nivel fáctico o de la fábula se
prestará atención a la estructura de la
acción, caracterización de los personajes
y al desarrollo del ambiente. Del nivel
técnico se considerará el tiempo de la diégesis, la duración y la voz narrativa.
La diégesis de este relato inicia de una forma llamativa, la voz
narrativa indica: “Había empezado a leer
una novela unos días antes”. Sitúa al lector en tiempo y espacio. Añade
que de esa novela lo más que le llamaba la atención era el dibujo de los
personajes. Inmediatamente, se
identifica quién narra la acción. Se trata de un personaje que podemos identificar
como un lector ficticio que había
pospuesto la lectura de una novela por negocios urgentes y la continuó en un viaje en tren al regresar a su finca. Estos sucesos, componen la introducción del relato.
No se precisa que ese viaje había
terminado, cuando sitúa a este personaje
en otro lugar. Se infiere que llegó a la casa de su finca.
El uso del realismo mágico y la técnica utilizada por Cortázar de la ausencia de información es lo que
permite el enredo de la trama que exige del lector varias lecturas minuciosas. La narración es imbricada. Se presenta un
relato dentro de otro, lo que evidencia la técnica de la caja china bien
utilizada por Cervantes en El Quijote cuando hace creer al lector que la historia del Quijote surge de unos documentos encontrados. Se intercala
una historia dentro de otra historia. El lector tiene que ser muy astuto y perspicaz
para poder desenredar lo que acontece y poder identificar ambas historias. En
este caso, se tienen dos historias: una
que trata sobre le lectura de una novela por un lector ficticio y la otra
consiste en la planificación de un asesinato por parte de unos amantes; lo que
constituye el uso de la técnica de los vasos comunicantes donde dos historias
paralelas inconexas entre sí, pero que en conjunto se van modificando,
contaminando y alternando mutuamente. Ambas historias constituyen la naturaleza
de los conflictos planteados.
Eventualmente, la voz narrativa continúa indicando que cuando el lector ficticio termina de discutir asuntos de “aparcerías” (Cortázar
1) con su mayordomo, vuelve a leer su
libro en la tranquilidad del estudio que
miraba hacia el parque de los robles, acomodado en su sillón favorito. En esta ocasión, leía los últimos capítulos de la novela.
Recordaba los nombres y las imágenes grabadas de los personajes de la
novela. El lector ficticio de la novela se convierte en
testigo del último encuentro de dos
amantes en la cabaña del monte. Nuevamente, hay falta de información y en este punto es
que el cuento se torna confuso. Indica el cuento que los amantes llegan a la cabaña. El amante se había cortado
la cara con la rama de un árbol. Ella, la amante, lo recibe con besos y caricias ensangrentadas,
pues corría la sangre por su rostro a consecuencia de la cortadura. Él no deseaba ni los besos ni las caricias, puesto que
el propósito principal de su encuentro no era “repetir las ceremonias de
una pasión secreta” (1) sino planificar
la destrucción de otra persona. Acaso,
¿al lector ficticio?, ¿al esposo de la amante?
Estas son algunas de las interrogantes que deja la lectura del cuento. Realmente, no se
puede asumir una postura con relación a estas interrogantes, pues no se tiene
la información suficiente para llegar a una conclusión exacta e incluso esta
historia aparenta ser parte de la novela leída.
El relato consta de solo dos párrafos que dividen la
trama en dos partes. En la segunda parte, los amantes se separan para ejecutar lo ya
planificado o acordado. El amante observaba a la
amante mientras se alejaba y
aprovechando que el mayordomo no se encontraba en la casa sube al porche de la
casa y recuerda las instrucciones que le
dio la mujer cuando planifican el supuesto asesinato:
[…] primero una sala azul, después una galería, una
escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación,
nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la
luz de los ventanales, el alto respaldo
de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una
novela (Cortázar 2).
La cita anterior forma parte del final del cuento, un final
completamente abierto. ¿Lo asesinó o
no? Se crea el suspenso sujeto a diversas interpretaciones por parte
del lector. La situación narrativa está constituida por un narrador con un grado de conocimiento.
Aparenta conocer diversas cosas sobre los personajes. La narración es en tercera
persona. La focalización es interna.
Es un narrador homodiegético y extradiegético. Narra en retrospectiva. Le transmite al lector una imagen del pasado. La mayoría de
los verbos están en pasado en la primera historia: “volvió”, “dejó”, “ganó”, “abandonó”, “retenía”, “fue”, entre
ellos. Cuando se introduce el encuentro de los amantes o la segunda parte del
relato, se utiliza el imperativo del modo indicativo que el Diccionario de la Real
Academia Española define
como el modo “que enuncia como real lo expresado por el verbo”. Así se le confiere inmediatez al relato: “Primero
entra la mujer [...] ahora llegaba el amante, lastimada la cara […]
restañaba ella la sangre con sus besos
[…] el rechazaba las caricias […] Empezaba a anochecer”. La voz
narrativa cuenta las historias de las que no participa.
La caracterización de los personajes es directa. Son
cinco personajes, uno de ellos es el narrador
de la historia, el lector ficticio, el amante, la mujer y el mayordomo. El lector ficticio goza de la
lectura de la novela, se palpa su comodidad y vida placentera. La mujer se
describe como recelosa, cariñosa que
corre fuera de la cabaña con su pelo suelto, quería disuadir y retener a su
amante. El amante se percibe tenso.
Ambos “atados rígidamente a la tarea que
los esperaba”. (2) La relación de
espacio y tiempo en el cuento sigue una linealidad.
El tiempo del discurso, coincide con el tiempo de la historia. El tiempo narrativo es fluido,
rápido, las descripciones son cortas y sencillas Se hace uso de elipsis explícita e indeterminada: “Había empezado a leer la
novela unos días antes”. En otras ocasiones se precisa el paso del tiempo; “Esa
tarde […], “Empezaba a anochecer” y se hace mención del crepúsculo para
indicar el momento del día cuando empieza a oscurecer y en el que se
desarrollan las historias. El lector
ficticio lee en la tarde y el supuesto asesinato ocurre al anochecer.
El cuento invita al lector a entrar en el realismo
mágico, el autor combina elementos fantásticos con el mundo real creando una
atmósfera mágica que se mezcla con lo cotidiano. El momento en el que el amante
entra a la casa del lector ficticio y
este se encuentra de espalda leyendo su novela es considerado como el suceso
mágico de la acción. Realmente, es un
discurso especulativo llamado a pensar más y más allá… El relato introduce la
experiencia de la totalización como resultado de la narrativa que recoge el
pasado, diseña el presente como iniciativa y establece un horizonte de espera
vinculada por la intriga.
Finalmente, el autor en el texto Julio Cortázar: Clases
de Literatura expresa sobre el cuento lo siguiente:
El mecanismo es simple y a la vez he tratado de ser
absoluto: el lector de una novela entra en ella y sufre el destino que le
corresponde como personaje. En realidad esta total interfusión de lo fantástico
con lo real, donde es muy difícil o imposible saber qué es lo uno y lo otro, no
creo que se dé en la experiencia cotidiana de todos nosotros, pero sí se da
–como acabamos de ver- en la literatura y es ahí donde lo fantástico puede
alcanzar uno de sus puntos más altos […]
la idea de este cuento me vino cuando un día en que estando en solo en una casa
al atardecer estaba leyendo un libro, ya no sé cuál , y en un momento dado en
que había una situación dramática que sucedía en una casa vacía donde había un personaje
dije: “¡ Qué curioso si ahora me sucediera lo que le va a suceder al
personaje!”. Todavía no sabía qué iba a sucederle porque estaba leyendo el
libro, pero me encontraba en una situación física igual; entonces la
imaginación me hizo pensar. […]Se trataba de conseguir algo que no siempre se
consigue: que el lector del cuento le pase un poco lo mismo que al lector de la
novela, o sea que cuando se está hablando de los amantes de la cabaña que van a
cometer un crimen para conseguir la libertad, el oyente o el lector del cuento
se haya olvidado que eso está en una
novela que está siendo leída por un señor que lee la novela. […] sé de algunos
lectores que han asegurado que se habían olvidado y que la frase final con la
referencia del sillón de terciopelo verde los tomó verdaderamente de sorpresa (Cortázar, Clases de literatura 86-87).
Referencias
Cortázar, Julio. Clases de
Literatura Berkeley 1980, ed. Álvarez Garriga, Carles. México:
Alfaguara, 2013. Impreso.
Cortázar, Julio. “La continuidad de los Parques”. Ciudad Seva, Extraído de:
el 28 de septiembre de 2014. PDF.
Técnica: Vasos Comunicantes
“Continuidad de
los parques”
de Julio Cortázar
Realidad 1
Realidad 2
Dos historias
paralelas
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